¡Alégrate, Granada!, porque ha llegado el mes que dedicas íntegramente a la Virgen de las Angustias, tiempo en el que la Basílica de la Patrona se convierte en centro neurálgico de la ciudad cada vez que despedimos la época estival para inaugura el otoño.
El primer saludo sea, por tanto, para esta Granada nuestra que obrará el milagro, esa que une pasado y futuro, la historia con la vida de una urbe de un cuarto de millón de moradores, muchos de los cuales, y del entorno e incluso de la diáspora, la tienen como una seña de identidad. Gracias a los granadinos por estar ahí, por la lección de devoción que impartirán en los días grandes de este mes.
Que vibre también la Iglesia de Granada, que en la Virgen María tiene su fuente, su ejemplo y su motor. Aquí estamos, al servicio de nuestra Iglesia, desplegando los actos de culto y las acciones de caridad.
Pero me dirijo especialmente a los miembros de la Hermandad en todos sus cuerpos. Para ellos mi felicitación por este nuevo septiembre y la petición de su compromiso. Tenemos muchas jornadas por delante para vivir y para disfrutar. Todas y todos sois necesarios. Ella, y sólo Ella, nos convoca. Me permito dirigiros un quíntuple ruego:
- La sociedad granadina, presente en los Cultos de mañana y tarde, merece nuestra presencia, nuestra acogida. Haceos presentes a diario portando vuestras medallas.
- La Novena nos enriquece, nos acerca más a la Virgen y nos prepara para la misión. Desperdiciar esa posibilidad no debe ser una opción para los hermanos.
- La Ofrenda floral es una explosión de amor a María. Los granadinos esperan y si somos diligentes será más llevadera su espera. Estad a disposición de la Hermandad.
- La Procesión debe ser cada vez más acompañada por los hermanos. La llevamos a visitar a su pueblo y es inexcusable participar en ella. No olvides sacar tu tarjeta.
- Presentemos, por tanto, el mejor de nuestros semblantes, espíritu de servicio, nuestra comprensión y nuestra disculpa, cuando haga falta. Mostrad vuestra euforia y entusiasmo.
Sólo así, cuando la devolvamos a su Camarín el 2 de octubre, y mirando atrás, comprenderemos que ha merecido la pena… un año más.
El Hermano Mayor