Hola amigos!!!!!!
Me han pedido que colabore en este medio para ver si podemos mantener el contacto y alegrarnos un poquito en estos días de encierro por culpa de este dichoso bichito.
Pues bien ,os voy a contar una historia que hace 60 años que pasó, pero que podría ser muy conveniente para que si algún joven lo lee, piense lo que hoy tienen y que a veces no merece la pena quejarse por cosas pequeñas.
Espero que os riáis un rato y veáis que para ser familia y ser feliz, con poco basta. Esto es verídico y le pasó a una persona que yo conozco estupendamente.
Era una familia de lo más normal. Padre, madre, una niña y dos varones.
Estaban en una finca que tenían en el término de la Sierra; todos trabajaban en el campo menos la madre y la niña que era la mas pequeña, tenía 5 años
Este matrimonio eran unas personas muy abiertas, su casa nunca tenía llave, estaba abierta para todo el mundo, los vecinos de la comarca, la guardia civil que iba todas la semanas, hasta el pastor que pasaba por casualidad y lo invitaban a cenar y pasarla noche en la casa.
Un día llegó un joven, hijo de un familiar, a pasar unos días con la familia; la madre muy solidaria lo puso a dormir en la habitación de sus hijos y durmió con su hijo menor en una cama de matrimonio.
Al día siguiente cuando la madre fue a hacer la habitación, la almohada estaba negra de piojos.
¡Imaginaos la escena! Cuando ella vio aquello, cogió a su hijo y se lo llevó lejos de la casa, cogió Tijeras y peine, lo peló a rapa y la ropa la hirvió en un bidón grande; todos empolvados con ZZ y después lo lavó con agua muy caliente y así acabó con aquel drama para los hombres, pero quedaban ella y la niña con una melena por la cintura .
Se envolvió ella en una manta con ZZ de los pies a la cabeza ya la niña le hizo igual. Estuvieron las dos, medio día sentadas en una silla. Así los limpió a todos
El hijo mayor que no estaba cuando llegó a la casa y le contaron la historia, dijo ¿y ahora que vas a hacer el invitado? La madre contestó: pues como está ya limpio lo tendremos aquí mientras él quiera, vaya que al volvera su casa vuelva a infectarse
¿Os imagináis que esto que está pasando ahora tuviera la misma solución? ¿Que con unos polvos y agua caliente se erradicara todo…?
Lo tenemos todo. Nos creemos que somos más que nadie.
Nos olvidamos que somos barro y en cualquier momento nos podemos romper y es lo que está pasando ahora, nos hemos roto y la única esperanza que tenemos es que el Señor y Nuestra Madre la Virgen Santísima se apiaden de nosotros y nos echen una mano que así sera porque siempre están con nosotros y no nos abandonan.
Aquella mujer no tuvo problema, lo erradicó y siguió más feliz que nadie en su campo con su familia y todavía cuando la familia se junta lo recuerda como una anécdota, se acuerda de las escenas y se parte de risa. Pero siempre dicen ¡Éramos felices!
Un abrazo.