Siempre con nosotros. En nuestra casa sobre el cabecero de una cama, en la mesita de noche, presidiendo el salón. En nuestros negocios presidiendo nuestro día a día. En la cartera en esa estampita que nos dio nuestra madre. En nuestro pecho, en esa medalla que nos regalaron al nacer. Pero sobre todo en nuestros corazones, en nuestros pensamientos, en nuestra mirada. En nuestra vida.
En esta caso sobre la puerta de entrada a una casa en la localidad de Montejicar.