El pueblo de Granada rindió ayer su homenaje a la Santísima Virgen de las Angustias en la Ofrenda floral. A las puertas de la Basílica de las Angustias se congregaron, un año más, cientos de granadinos y visitantes a pesar de la amenaza de lluvia.
A las 17:00 horas descargó sobre la ciudad una importante cantidad de agua, que hizo pensar que la Ofrenda peligraba por las inclemencias del tiempo. Pero poco antes de la hora fijada cesó la lluvia y la Ofrenda comenzó como si no hubiese pasado nada. Las puertas de la basílica se abrieron y Santísima Virgen comenzaba a recibir a sus hijos.
D. Blas Gordo, párroco de las Angustias y consiliario de la Hermandad, en ausencia del Sr. Arzobispo expresó ante la imagen de la patrona colocada en la entrada de la Basílica, una petición en nombre de todo el pueblo cristiano de Granada:
“Venimos en esta tarde para manifestar como pueblo la alegría de sentirnos amados y queridos por ti. Queremos pedirte Madre nuestra que nos ayudes a vivir con esperanza, tenemos presentes a todas las personas que viven en el dolor y el sufrimiento. Haznos sentir tu presencia como madre amorosa”, afirmó D. Blas Gordo.
Representantes institucionales civiles y militares, colectivos, asociaciones, hermandades fueron pasando a lo largo de la tarde para dejar su ofrenda.
Como todos los años los bomberos colocaron en lo más alto de la fachada de la Basílica un ramo de flores en uno de los momentos mas emotivos.
Pasadas las 19:00 horas, un helicóptero del Ala 78 de la Base Aérea de Armilla dejaba caer nuevamente la lluvia sobre la Señora. Pero en este caso la lluvia era de pétalos de flor. El coronel jefe de la Base, D. Luis García-Almenta ha puesto mucho empeño para conseguir la autorización por parte del Ministerio de Defensa y al final ha sido posible.
Pero sobre todo, el PUEBLO DE GRANADA. Cientos de personas pasaban ante Nuestra Madre para hacerle entrega de su amor en forma de ramos de flores. Se veían caras de ilusión, caras de emoción, caras de hijos que veían a su madre muy cerca. Una señora de edad avanzada lloraba ante la Madre y nos decía “lloro de alegría por poder estar aquí un año más”.
Al término de la ofrenda, pasadas las diez de la noche, tuvo lugar la celebración de la Eucaristía en el interior de la Basílica de las Angustias, presidida por su párroco, D. Blas Gordo.