En la tarde noche de ayer vivimos una nueva Ofrenda Floral, que comenzó bajo el signo de la incertidumbre por las condiciones meteorológicas. Nuestro Arzobispo no pudo estar con el pueblo fiel de Granada por una indisposición. Pero afortunadamente todo pudo concluirse con normalidad y ahora sólo queda, en nombre de la Junta de Gobierno y de los Mayordomos de este año, dar las GRACIAS.
Gracias ante todo a los fieles granadinos que una vez más esperaron, incluso durante años, con esa paciencia por saber que una Madre va a recibirles, que recibirá su ofrenda y también sus ruegos y oraciones. Conmueve ver la devoción de todo un pueblo.
Y también de tantas hermandades, asociaciones y colectivos que se presentan ante la Virgen de las Angustias como lo mejor que tienen, con sus personas, desde niños hasta ancianos, acompañados a veces por el folclore de nuestra tierra, con canciones y danzas, con marchas procesionales, con bicicletas y caballos, con motos y coches de servicios públicos. Gracias por esta ofrenda, que llega hasta lo más alto de la fachada de la basílica o que desciende desde un helicóptero de nuestra Base de Armilla. Que se trasmite a quienes no están presentes por los medios de comunicación.
Gracias a las autoridades por su presencia y por su ofrenda, porque representan al conjunto de la sociedad granadina, a aquellos, incluso, que no pudieron venir. Ellas velan además por la buena marcha de la Ofrenda y tras esta jornada gozosa está el esfuerzo de muchos servidores públicos en tareas de vigilancia, de organización, de tráfico, de limpieza, de prevención y de protocolo. Sin estos servicios no hubiera sido posibles: Gracias.
Gracias sobre todo a nuestra Parroquia y a nuestra Hermandad. Nuestro Consiliario, personal y voluntarios de la Parroquia estuvieron, como siempre, a la altura de las circunstancias. También los profesionales contratados para la ocasión.
Y, por supuesto, la HERMANDAD. En días así es donde brilla con esplendor dando contenido pleno a esa palabra: Hermandad. Desde la preparación de la ofrenda y organización general, el traslado de la Bendita Imagen, su custodia durante la ofrenda y todo el día y noche, hasta el control de las filas y atención a grupos y a mayores, locución de la ofrenda y protocolo, recepción de los ramos de flores y donativos, colocación en los paneles, grabación de los actos y fotografías de tantos y tantos momentos vividos, atención a las autoridades y avituallamiento de los participantes, en especial de los niños, y tantas y tantas acciones que se fundieron en un mismo anhelo. GRACIAS.
Los paneles recogen abigarradas flores bellas, todas en su especie, de colores diversos, allí se funden aromas e intenciones, las flores que traen jóvenes y las que traen mayores, la ofrenda de enfermos y sanos, de personas acomodadas y de familias humildes… y juntas, todas sin excepción, conforman el más bello tapiz en honor de nuestra Madre la Virgen de las Angustias. Así es, diversidad en unidad, la esencia del pueblo de Dios, la esencia de nuestra Hermandad y todos sus miembros: diversos pero UNIDOS POR EL MISMO ESPÍRITU.
He huído de consignar los nombres propios, no por tratarse de una enumeración larguísima –que lo es- sino por evitar omitir alguno, lo que sería imperdonable. Pero esta carta es para todos, en unidad. La que quedó patente en la jornada de ayer. Muchas gracias.
El Hermano Mayor